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Amenazas

Ciberataques a e-commerce en 2025: Tipologías, daños y estrategias de defensa

Introducción

El comercio electrónico continúa su crecimiento exponencial, impulsado por la digitalización global y la evolución de los hábitos de consumo. Sin embargo, este sector se ha consolidado también como uno de los principales objetivos de la ciberdelincuencia. De cara a 2025, las amenazas sobre plataformas de e-commerce evolucionan en sofisticación y volumen, poniendo en jaque tanto la continuidad del negocio como la confianza de los usuarios. Este artículo desglosa los tipos de ataques más frecuentes, su impacto específico, los vectores empleados y las mejores prácticas defensivas para profesionales de la ciberseguridad.

Contexto del Incidente o Vulnerabilidad

Durante los últimos años, los ciberataques contra e-commerce han experimentado un incremento sostenido. Según datos de la Agencia de la Unión Europea para la Ciberseguridad (ENISA), en 2024 se reportó un aumento del 30% en incidentes relacionados con plataformas de comercio electrónico en Europa. Las causas principales se encuentran en la explotación de vulnerabilidades en software de gestión de tiendas online (como Magento, WooCommerce o PrestaShop), malas prácticas de desarrollo web, y el uso de credenciales comprometidas. La extensión de cadenas de suministro digitales y la integración con múltiples servicios en la nube amplifican la superficie de ataque.

Detalles Técnicos

Los ciberataques sobre e-commerce en 2025 se agrupan principalmente en las siguientes categorías técnicas:

1. Skimming digital y Magecart:
Ataques de tipo Magecart siguen siendo predominantes. Los actores maliciosos inyectan JavaScript malicioso en formularios de pago para robar datos de tarjetas en tiempo real. Estas intrusiones suelen aprovechar vulnerabilidades en plugins desactualizados o malos controles de acceso (CVE-2024-38526 afecta a Magento 2.4.7 permitiendo RCE y manipulación de scripts).

2. Ataques DDoS:
Las campañas de denegación de servicio distribuidas han incrementado su volumen, empleando redes de bots IoT y técnicas de amplificación DNS. Herramientas como Mirai y variantes personalizadas han protagonizado ataques de hasta 400 Gbps contra plataformas europeas.

3. Credential stuffing:
La reutilización de contraseñas, combinada con los datos de filtraciones masivas (como las de 2023 y 2024), facilita ataques automatizados mediante frameworks como Sentry MBA o OpenBullet, enfocados a la toma de control de cuentas y el fraude.

4. Ransomware y extorsión de datos:
Grupos como BlackCat (ALPHV) y LockBit han adaptado sus TTPs para cifrar activos críticos de e-commerce y exfiltrar bases de datos de clientes, empleando técnicas de doble extorsión. El vector inicial suele ser phishing dirigido (spear-phishing) o explotación de RDP expuestos.

5. Supply chain attacks:
El compromiso de proveedores de servicios (SaaS, pasarelas de pago, plugins) se multiplica, aprovechando la confianza implícita y la débil monitorización de dependencias externas. El ataque a SolarWinds sigue siendo el referente paradigmático.

En el marco MITRE ATT&CK, los ataques a e-commerce suelen emplear técnicas como: Initial Access (T1190 – Exploit Public-Facing Application), Credential Access (T1110 – Brute Force), Exfiltration Over C2 Channel (T1041), y Impact (T1486 – Data Encrypted for Impact). Los IoC más comunes incluyen dominios de C2, hashes de scripts maliciosos y direcciones IP asociadas a botnets activas.

Impacto y Riesgos

El daño derivado de estos ataques es múltiple:

– Pérdida directa de ingresos por inactividad (el 20% de las tiendas atacadas reporta pérdidas superiores a 100.000 € por hora durante interrupciones críticas).
– Robo de datos sensibles (tarjetas, direcciones, historiales de compra) con impacto en GDPR y riesgo de sanciones millonarias (hasta el 4% de la facturación anual).
– Daño reputacional: el 65% de los consumidores abandona plataformas que han sufrido filtraciones.
– Costes de remediación técnicos y legales, incluyendo la notificación a afectados y autoridades según NIS2 y GDPR.
– Incremento de fraudes y chargebacks, afectando la relación con proveedores de pago y bancos.

Medidas de Mitigación y Recomendaciones

Para reducir la exposición y el impacto de estos ataques, se recomienda:

– Actualización continua de CMS, plugins y componentes de software, con gestión centralizada de parches.
– Implementación de monitorización avanzada de integridad de archivos y detección de scripts sospechosos en tiempo real.
– Despliegue de WAF (firewalls de aplicaciones web) y segmentación de redes.
– Políticas de autenticación robusta (MFA, passwordless) y detección de actividades automatizadas mediante fingerprinting y análisis de comportamiento.
– Pruebas de seguridad regulares: pentesting, análisis de código fuente, simulaciones de ataques (red teaming).
– Gestión y monitorización de la cadena de suministro digital, incluyendo auditorías a terceros.
– Planes de respuesta a incidentes actualizados y formación continua para empleados.

Opinión de Expertos

Varios CISOs de empresas líderes en e-commerce coinciden en que la clave es la anticipación y la resiliencia. “No existe la seguridad absoluta, pero la detección temprana y la respuesta ágil marcan la diferencia entre un incidente menor y una crisis”, apunta Laura Sánchez, CISO de una plataforma europea. Por su parte, analistas SOC destacan la importancia de Threat Intelligence para identificar campañas activas y adaptarse a los TTPs emergentes.

Implicaciones para Empresas y Usuarios

Para las empresas, el cumplimiento normativo (NIS2, GDPR, PCI DSS) se vuelve crítico, así como la protección de la continuidad operativa y la confianza del cliente. Los usuarios, por su parte, deben ser conscientes de la importancia de la higiene digital y la gestión de contraseñas, así como de la verificación de la legitimidad de las plataformas donde realizan transacciones.

Conclusiones

El ecosistema del e-commerce seguirá siendo un objetivo prioritario para los cibercriminales en 2025. La sofisticación de los ataques y la diversificación de vectores requieren una aproximación integral y dinámica a la ciberseguridad, que combine tecnología, procesos y concienciación. Solo así podrán las organizaciones minimizar el impacto y preservar la confianza de sus usuarios en un entorno cada vez más hostil.

(Fuente: www.kaspersky.com)