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Las primas de ciberseguro elevadas no garantizan una postura de seguridad robusta

Introducción

En el actual panorama de ciberseguridad, la contratación de pólizas de ciberseguro se ha convertido en un recurso habitual para empresas de todos los tamaños. Sin embargo, la creencia generalizada de que una prima elevada equivale a una protección superior está siendo cuestionada. Recientes incidentes y análisis de mercado ponen de manifiesto que el coste de la póliza no siempre refleja el verdadero nivel de madurez en ciberseguridad de una organización ni su capacidad para responder ante ataques sofisticados. Este artículo explora los factores técnicos y de gestión que influyen en la relación entre el ciberseguro y la postura de seguridad de las empresas.

Contexto del Incidente o Vulnerabilidad

Durante los últimos años, el mercado del ciberseguro ha experimentado un crecimiento exponencial, impulsado por el incremento de incidentes de ransomware, brechas de datos y ataques dirigidos a infraestructuras críticas. Según ENISA, el 76% de las empresas europeas considera el ciberseguro como un componente esencial de su estrategia de gestión de riesgos. Sin embargo, la falta de estandarización en los criterios de evaluación y la presión inflacionaria sobre las primas han provocado un desfase entre el coste de las pólizas y la seguridad real de las organizaciones aseguradas. En algunos casos, compañías con controles técnicos deficientes acceden a coberturas elevadas, mientras que otras, con sólidos programas de seguridad, ven incrementadas sus primas debido a factores externos o a una evaluación superficial de su contexto de amenazas.

Detalles Técnicos (CVE, vectores de ataque, TTP MITRE ATT&CK, IoC…)

Las aseguradoras tienden a basar sus evaluaciones en cuestionarios estáticos o auditorías superficiales, que pueden no reflejar la robustez de los controles técnicos implementados. Por ejemplo, la presencia de vulnerabilidades críticas no parcheadas (como CVE-2023-23397 en Microsoft Outlook, explotada ampliamente mediante phishing y técnicas de persistencia TTPs TA0001 y TA0003 del framework MITRE ATT&CK) suele pasarse por alto si los procesos de gestión de parches no son revisados exhaustivamente.

Asimismo, la proliferación de herramientas de post-explotación como Cobalt Strike y Metasploit permite a los atacantes avanzar lateralmente y ejecutar payloads personalizados con bajo índice de detección, lo que incrementa la superficie de riesgo. Los indicadores de compromiso (IoC) asociados a estas herramientas, como la aparición de conexiones salientes no autorizadas a dominios de C2, suelen no formar parte de los criterios de evaluación de las aseguradoras, a pesar de su relevancia para el análisis forense y la respuesta a incidentes.

Impacto y Riesgos

El desajuste entre el coste del ciberseguro y la postura real de seguridad puede tener graves consecuencias. Por un lado, fomenta la complacencia al generar una falsa sensación de protección, lo que se traduce en una menor inversión en controles técnicos y formación. Según un estudio de Ponemon Institute, el 41% de las empresas que sufrieron un ciberataque asegurado no contaban con procedimientos actualizados de respuesta a incidentes. Además, desde la entrada en vigor del GDPR y la inminente aplicación de NIS2, las sanciones por brechas de datos pueden superar los 20 millones de euros o el 4% de la facturación anual, cifras que superan con creces las coberturas medias de las pólizas disponibles.

Medidas de Mitigación y Recomendaciones

Para alinear las primas con la postura real de ciberseguridad, es fundamental adoptar un enfoque basado en riesgos y evidencias. Se recomienda:

– Realizar auditorías técnicas periódicas (scans de vulnerabilidades, pentesting, ejercicios de Red Team) y compartir los resultados con la aseguradora.
– Implementar y documentar frameworks reconocidos (ISO 27001, NIST CSF) que faciliten la evaluación objetiva de controles.
– Monitorizar activamente TTPs relevantes en el sector y mantener actualizados los sistemas de detección de amenazas (EDR, SIEM).
– Revisar y actualizar los procedimientos de respuesta a incidentes y comunicación de brechas, acorde a la normativa vigente.
– Negociar cláusulas de cobertura específicas que contemplen incidentes avanzados y exclusión de vulnerabilidades conocidas.

Opinión de Expertos

Varios especialistas del sector coinciden en la necesidad de transformar el modelo de suscripción de ciberseguro. “El enfoque actual es reactivo y basado en el mercado, no en el riesgo real. La tarificación debería incorporar métricas dinámicas y evaluaciones técnicas profundas”, sostiene Marta Jiménez, CISO de una multinacional tecnológica. Por su parte, Javier Romero, consultor de ciberseguridad, alerta: “Un seguro elevado puede ser contraproducente si no va acompañado de una mejora continua de la postura de seguridad. El objetivo debe ser la resiliencia, no la transferencia irresponsable del riesgo”.

Implicaciones para Empresas y Usuarios

Las organizaciones deben entender que el ciberseguro es solo una capa más dentro de una estrategia integral de ciberseguridad. Delegar la gestión del riesgo exclusivamente en la póliza puede exponer a empresas y usuarios a daños reputacionales, pérdidas económicas y responsabilidades legales. Además, las aseguradoras están endureciendo cada vez más los criterios de suscripción y exclusión, especialmente tras los recientes picos de ataques de ransomware como LockBit o BlackCat, lo que podría dejar sin cobertura a quien no demuestre una madurez suficiente.

Conclusiones

El coste de la prima de ciberseguro no debería considerarse un indicador fiable de la postura de seguridad de una empresa. Solo a través de una combinación de controles técnicos robustos, mejora continua y colaboración transparente con la aseguradora se puede garantizar una protección eficaz frente a las amenazas actuales. El reto para CISOs y equipos de seguridad es demostrar, con evidencias tangibles y métricas objetivas, el verdadero nivel de preparación de sus organizaciones.

(Fuente: www.welivesecurity.com)