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OpenAI desarrolla el selector de nivel de razonamiento para ChatGPT: implicaciones y retos en la seguridad de la IA generativa

Introducción

En los últimos meses, OpenAI ha intensificado sus esfuerzos en el desarrollo de nuevas funcionalidades para ChatGPT, su sistema estrella de inteligencia artificial conversacional. Una de las innovaciones más recientes es el denominado “Thinking effort picker” o selector de nivel de razonamiento, una característica que permitirá a los usuarios adaptar la profundidad y complejidad del procesamiento cognitivo que realiza el modelo en cada interacción. Esta función, que se encuentra en fase experimental, abre un abanico de oportunidades pero también plantea desafíos técnicos y de seguridad que deben ser analizados con detenimiento por los profesionales de la ciberseguridad.

Contexto del Incidente o Vulnerabilidad

La evolución de los sistemas de IA generativa, como ChatGPT, ha suscitado preocupación en la comunidad de ciberseguridad respecto a la gestión de las salidas del modelo y a la manipulación de los parámetros de razonamiento. El “Thinking effort picker” podría influir en la capacidad del modelo para deducir, inferir o sintetizar datos, afectando directamente la superficie de exposición a ataques como prompt injection, filtrado de información sensible e incluso generación de contenido malicioso.

El despliegue de herramientas que permiten modificar el nivel de razonamiento puede ser aprovechado tanto por usuarios legítimos como por actores maliciosos para optimizar la explotación de vulnerabilidades en los sistemas de IA. Además, la integración de esta función en entornos empresariales obliga a revisar las políticas de uso y los controles de acceso, especialmente bajo marcos regulatorios como GDPR, NIS2 o la futura AI Act europea.

Detalles Técnicos

El “Thinking effort picker” se presenta como una opción configurable que permitirá seleccionar entre distintos grados de “esfuerzo cognitivo” del modelo, desde respuestas rápidas y superficiales hasta análisis más profundos y elaborados. Técnicamente, esto se traduce en la activación de rutas de procesamiento diferenciadas, posiblemente ajustando hiperparámetros como la temperatura, el top-p sampling o la longitud máxima de contexto analizado.

Desde una perspectiva MITRE ATT&CK, la capacidad de modificar la profundidad de razonamiento impacta en técnicas relacionadas con la manipulación de la IA (T1566.002 – Spearphishing via Service, T1204 – User Execution) y la generación de contenido (T1071 – Application Layer Protocol, T1499 – Endpoint Denial of Service). Un atacante podría emplear el selector para forzar al modelo a realizar razonamientos más exhaustivos, incrementando así el riesgo de filtrado de datos o la evasión de controles de seguridad implementados en los sistemas de moderación o filtrado.

Ya se observa interés en la comunidad de hacking ético por integrar esta función en frameworks como Metasploit o herramientas personalizadas de pruebas de penetración dirigidas a IA. Asimismo, los IOC más relevantes incluyen patrones de uso anómalos del selector, incrementos de latencia en las respuestas y logs de solicitudes atípicas con parámetros de razonamiento elevados.

Impacto y Riesgos

La capacidad de ajustar el nivel de razonamiento puede tener un impacto significativo en varios vectores de riesgo:

– Filtrado de datos sensibles: al solicitar razonamientos más profundos, el modelo podría inferir o deducir información no explícita en los prompts.
– Generación de contenido malicioso: un atacante podría utilizar el modo avanzado para refinar el output y evadir los filtros de moderación.
– Consumo de recursos: el procesamiento intensivo puede derivar en una sobrecarga de sistemas, afectando la disponibilidad y abriendo la puerta a ataques de denegación de servicio.
– Cumplimiento normativo: la mayor capacidad de razonamiento podría implicar un tratamiento más exhaustivo de datos personales, obligando a adaptar las evaluaciones de impacto bajo GDPR o NIS2.

Medidas de Mitigación y Recomendaciones

Para mitigar los riesgos asociados al “Thinking effort picker”, se recomienda:

1. Limitar el acceso a la función mediante controles RBAC y autenticación reforzada.
2. Implementar monitorización de logs para detectar patrones de abuso o uso anómalo de la función.
3. Revisar los mecanismos de filtrado y moderación, adaptándolos a la nueva capacidad de razonamiento del modelo.
4. Actualizar las evaluaciones de impacto de protección de datos (DPIA) y los procedimientos de conformidad legal.
5. Formar a los equipos SOC sobre los nuevos vectores de ataque y los indicadores de compromiso relacionados.

Opinión de Expertos

El Dr. Antonio Pérez, consultor de ciberseguridad y miembro del ENISA AI Cybersecurity Group, advierte: “La personalización del razonamiento en modelos generativos supone un avance en la interacción hombre-máquina, pero incrementa la superficie de ataque. Es fundamental que las organizaciones gestionen cuidadosamente quién puede acceder a estos modos avanzados y monitoricen su uso en tiempo real”.

Por su parte, Marta Gómez, analista de amenazas en un importante SOC europeo, señala: “Los actores de amenazas ya están explorando cómo manipular modelos de IA para obtener respuestas más útiles o peligrosas. El selector de razonamiento multiplica los posibles escenarios de abuso”.

Implicaciones para Empresas y Usuarios

Las organizaciones que integren ChatGPT con esta nueva función deberán revisar sus políticas de uso y seguridad. Los equipos de TI y ciberseguridad tendrán que actualizar sus controles, auditorías y mecanismos de supervisión para evitar fugas de información, abusos internos o ataques externos sofisticados.

Para los usuarios finales, el selector puede suponer una mejora en la calidad de las respuestas, pero también implica mayores riesgos de privacidad y seguridad, especialmente en entornos donde se procesan datos sensibles o críticos.

Conclusiones

La introducción del “Thinking effort picker” en ChatGPT representa un avance significativo en la personalización y potencia de los modelos de IA generativa. Sin embargo, plantea nuevos retos en materia de ciberseguridad, cumplimiento normativo y gestión del riesgo. Las organizaciones deben anticiparse a estos desafíos, adaptando sus estrategias y controles para proteger tanto los sistemas como la información procesada.

(Fuente: www.bleepingcomputer.com)