El incremento del cibercrimen basado en credenciales robadas: menos exploits, más accesos legítimos
Introducción
En los últimos años, el panorama de las amenazas cibernéticas ha experimentado un cambio de paradigma significativo. Según un reciente informe de ESET, los actores maliciosos están priorizando cada vez más el uso de credenciales robadas frente a la explotación de vulnerabilidades técnicas tradicionales. Esta tendencia, en aumento y avalada por datos de múltiples equipos de respuesta ante incidentes (CSIRT), subraya la necesidad urgente de replantear las estrategias de defensa en las organizaciones. Los atacantes ya no “derriban puertas” mediante exploits complejos; ahora prefieren acceder con llaves legítimas, eludiendo controles tradicionales y dificultando la detección.
Contexto del Incidente o Vulnerabilidad
El fenómeno no es fortuito ni aislado. Las filtraciones masivas de datos, la proliferación del phishing profesionalizado y la venta de accesos en foros clandestinos han convertido las credenciales en uno de los activos más valiosos del mercado negro digital. Según el informe anual de Verizon Data Breach Investigations Report (DBIR) 2023, el 49% de las brechas de seguridad aprovechó credenciales comprometidas, superando por primera vez a los ataques que explotan vulnerabilidades técnicas (28%).
Esta evolución coincide con la madurez de los sistemas defensivos, la mejora de los procesos de parcheo y la mayor concienciación sobre la gestión de vulnerabilidades (CVE, CVSS, etc.), que han elevado el coste y la dificultad de explotar fallos técnicos en infraestructuras actualizadas. Por el contrario, la ingeniería social y el credential stuffing apenas requieren conocimientos avanzados y pueden automatizarse a gran escala.
Detalles Técnicos: Vectores de Ataque y Técnicas
El acceso inicial a las redes corporativas mediante credenciales válidas se realiza principalmente a través de varios vectores:
– Phishing dirigido (spear phishing): campañas personalizadas para obtener credenciales de usuarios clave, empleando técnicas de pretexting y suplantación de identidad.
– Ataques de fuerza bruta y password spraying: uso de diccionarios automatizados y combinaciones comunes para aprovechar contraseñas débiles o reutilizadas.
– Robos de tokens y cookies de sesión: mediante malware (infostealers como RedLine o Raccoon), los atacantes exfiltran tokens de autenticación persistentes, eludiendo MFA.
– Compra de accesos en mercados clandestinos: foros como Genesis Market o Russian Market ofrecen credenciales, cookies y sesiones activas con información detallada de las víctimas.
En cuanto a técnicas y procedimientos, los grupos de amenazas persistentes avanzadas (APT) y cibercriminales emplean TTPs recogidas en MITRE ATT&CK como:
– T1078: Valid Accounts
– T1110: Brute Force
– T1556: Modify Authentication Process
– T1539: Steal Web Session Cookie
Los Indicadores de Compromiso (IoC) más habituales incluyen conexiones inusuales desde ubicaciones geográficas atípicas, cambios de agentes de usuario y aumento de solicitudes de autenticación fallidas.
Impacto y Riesgos
El impacto de este modelo de ataque es profundo. Al emplear credenciales legítimas, los atacantes pueden:
– Eludir sistemas de detección basados en firmas o comportamiento anómalo.
– Moverse lateralmente con facilidad, aprovechando permisos excesivos o configuraciones laxas.
– Escalar privilegios y acceder a datos sensibles, sistemas críticos y entornos cloud (Azure AD, AWS IAM).
– Persistir durante semanas o meses sin ser detectados, especialmente si se explotan cuentas de servicio o MFA mal implementado.
El coste medio de una brecha asociada al robo de credenciales supera los 4,5 millones de dólares, según IBM Cost of a Data Breach Report 2023. Además, las implicaciones legales pueden ser severas bajo normativas como GDPR o la inminente NIS2, que exigen notificación y medidas proactivas ante filtraciones de datos personales.
Medidas de Mitigación y Recomendaciones
Ante este panorama, la protección debe centrarse en la gestión de identidades y accesos (IAM), reforzando los siguientes puntos:
– Implementación obligatoria de autenticación multifactor (MFA) robusta, preferentemente basada en aplicaciones o hardware (FIDO2), y no solo SMS.
– Monitorización continua de accesos y comportamientos anómalos mediante SIEM y soluciones de User and Entity Behavior Analytics (UEBA).
– Reducción de privilegios y segmentación de redes para limitar el movimiento lateral.
– Gestión centralizada de contraseñas, rotación automatizada y prohibición de reutilización.
– Implementación de políticas de Zero Trust y revisión periódica de cuentas inactivas o de servicio.
– Formación continua a empleados sobre riesgos de phishing y buenas prácticas de seguridad.
Opinión de Expertos
Especialistas en ciberseguridad destacan que el “acceso legítimo malicioso” será la principal tendencia de los próximos años. Juan Garrido, pentester y formador, afirma: “Las puertas traseras ya no son exploits, son credenciales. El reto es identificar cuándo un usuario válido actúa de forma anómala”. Por su parte, equipos SOC de grandes integradores señalan la importancia de correlacionar eventos de login con inteligencia de amenazas externa (listas negras de IP, reputación de dispositivos).
Implicaciones para Empresas y Usuarios
Las organizaciones deben asumir que la frontera perimetral ha desaparecido y que cualquier usuario puede ser una potencial amenaza interna si sus credenciales son comprometidas. La adopción de estrategias Zero Trust y la inversión en soluciones de detección avanzada (EDR, XDR) son ya imprescindibles. Para los usuarios, la concienciación y la higiene digital —no reutilizar contraseñas, activar MFA y revisar accesos sospechosos— son la primera línea de defensa.
Conclusiones
El auge del cibercrimen basado en credenciales robadas redefine el enfoque de la ciberseguridad corporativa. Las empresas deben priorizar la protección de identidades, la monitorización de accesos y la respuesta temprana ante comportamientos atípicos. El vector de amenaza ya no es necesariamente un exploit técnico, sino el uso fraudulento de llaves legítimas. Adaptar procesos, tecnologías y cultura de seguridad será determinante para resistir este nuevo escenario en 2024 y más allá.
(Fuente: www.cybersecuritynews.es)
