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Más del 50% de las organizaciones dudan de su capacidad para proteger identidades no humanas

Introducción

El auge de la automatización, la integración de APIs y la proliferación de servicios en la nube han provocado un aumento exponencial de las identidades no humanas (NHIs, por sus siglas en inglés) dentro de las infraestructuras corporativas. Un reciente estudio revela que más de la mitad de las organizaciones encuestadas no confían en su capacidad para proteger adecuadamente estas identidades, evidenciando una preocupante brecha entre su adopción y la madurez de los controles de seguridad.

Contexto del Incidente o Vulnerabilidad

Las identidades no humanas abarcan cuentas de servicio, credenciales de máquinas, claves API, tokens de acceso, certificados, bots y aplicaciones que interactúan sin intervención humana directa. Estas identidades son esenciales en la automatización de procesos, la orquestación de microservicios y la conectividad entre sistemas críticos. Sin embargo, su gestión y protección suelen quedar relegadas respecto a las identidades humanas, generando superficies de ataque cada vez más relevantes y menos controladas.

El informe, basado en encuestas a responsables de seguridad y operaciones (CISO, SOC, administradores de sistemas y DevOps), pone de manifiesto que el 54% de las organizaciones no están seguras de poder asegurar sus NHIs. El ritmo acelerado de adopción de tecnologías cloud-native, junto con la falta de visibilidad y de herramientas específicas, contribuye a este escenario de riesgo.

Detalles Técnicos

Las amenazas asociadas a las NHIs se centran principalmente en el robo, mal uso o exposición no intencionada de credenciales y secretos. Los atacantes emplean tácticas como el escaneo de repositorios públicos (GitHub, GitLab), la explotación de configuraciones erróneas en servicios cloud (AWS IAM, Azure AD, Google Cloud IAM), y la reutilización de tokens o claves expuestas.

En el marco MITRE ATT&CK, estas técnicas se corresponden con T1552 (Unsecured Credentials), T1528 (Steal Application Access Token) y T1078 (Valid Accounts). Un ejemplo reciente es el uso de herramientas como TruffleHog o GitRob para detectar secretos expuestos en repositorios, así como módulos de Metasploit para explotar servicios con credenciales predeterminadas o filtradas.

Los indicadores de compromiso (IoC) incluyen la aparición de claves API en logs, accesos inusuales a sistemas de almacenamiento o la creación de identidades de servicio fuera de los flujos habituales de aprovisionamiento. Las versiones afectadas varían según el proveedor y la solución, pero se han reportado casos en AWS (IAM roles mal configurados), Azure (Managed Identities sin restricciones) y Kubernetes (Service Accounts con privilegios excesivos).

Impacto y Riesgos

El compromiso de una NHI puede permitir el movimiento lateral, la escalada de privilegios, la exfiltración de datos sensibles o incluso el control total de entornos críticos. Según el informe, un 35% de las fugas de datos recientes en entornos cloud han involucrado identidades no humanas comprometidas. Los riesgos se agravan por la falta de ciclo de vida gestionado para estas identidades: contraseñas sin rotación, permisos excesivos (“overprivileged”), o ausencia de auditoría y trazabilidad.

El impacto económico no es menor: una brecha relacionada con NHIs puede costar a las empresas entre 500.000 y varios millones de euros, dependiendo del alcance y del tipo de datos comprometidos. Además, la exposición de secretos puede implicar sanciones bajo el reglamento GDPR y, próximamente, bajo la directiva NIS2.

Medidas de Mitigación y Recomendaciones

– Inventario y gestión centralizada de NHIs: Utilizar soluciones de Identity Governance & Administration (IGA) y Privileged Access Management (PAM) adaptadas a cuentas de servicio, APIs y máquinas.
– Principio de mínimo privilegio: Auditar y restringir los permisos concedidos a identidades no humanas, aplicando políticas de Zero Trust.
– Rotación y protección de secretos: Implementar herramientas de gestión de secretos (HashiCorp Vault, AWS Secrets Manager, Azure Key Vault), con rotación automática y control de acceso granular.
– Monitorización y detección de anomalías: Integrar logs de acceso y eventos de NHIs en el SIEM, estableciendo alertas para actividades no habituales o sospechosas.
– Automatización del ciclo de vida: Definir procesos para la creación, revisión periódica y eliminación de identidades no humanas obsoletas o no utilizadas.

Opinión de Expertos

Miguel Ángel Fernández, CISO de una multinacional tecnológica, subraya: “Las NHIs son el eslabón más débil de la cadena de seguridad en muchas infraestructuras modernas. Sin visibilidad ni control automatizado, cualquier API key filtrada puede convertirse en una puerta trasera para los atacantes”.

Por su parte, Laura Martín, consultora de ciberseguridad, apunta: “El mercado está reaccionando con soluciones específicas, pero la adopción debe ir acompañada de formación y procedimientos claros para equipos DevOps y de seguridad”.

Implicaciones para Empresas y Usuarios

Las empresas que no afronten la gestión de identidades no humanas se exponen no solo a brechas técnicas, sino también a incumplimientos regulatorios. La entrada en vigor de NIS2 y el endurecimiento de los requisitos de auditoría en GDPR fijan el foco en la trazabilidad y control de accesos de todo tipo de identidades. Además, la confianza en servicios digitales depende de la solidez de estos controles, afectando a la reputación y continuidad de negocio.

Conclusiones

La gestión de identidades no humanas representa uno de los mayores retos en ciberseguridad actual. La falta de herramientas maduras y de procesos sólidos deja a las organizaciones en una situación vulnerable. Es imprescindible elevar la prioridad de la protección de NHIs al mismo nivel que las identidades humanas, incorporando tecnologías y procedimientos que permitan visibilidad, control y respuesta ante incidentes. Solo así se podrá cerrar la brecha entre la innovación tecnológica y la seguridad corporativa.

(Fuente: www.darkreading.com)