Los atacantes aprovechan herramientas cotidianas para infiltrarse en empresas
Introducción
En el panorama actual de la ciberseguridad, el modelo clásico de “atacante externo” que fuerza la entrada a través de vulnerabilidades perimetrales ha quedado obsoleto. Los cibercriminales han perfeccionado sus tácticas y ahora emplean los mismos recursos, aplicaciones y flujos de trabajo que utilizan los empleados y colaboradores legítimos en su día a día. Desde paquetes de código hasta cuentas en la nube, pasando por proveedores de confianza y canales de comunicación interna, los atacantes explotan elementos de la cadena de suministro digital y la colaboración empresarial para acceder, persistir y escalar privilegios dentro de las organizaciones.
Contexto del Incidente o Vulnerabilidad
Esta tendencia, ampliamente documentada en los últimos informes de amenazas de entidades como ENISA y el CISA, responde al auge del software as a service (SaaS), la tercerización de servicios y el trabajo remoto. El incremento de dependencias y la aceleración de los ciclos de desarrollo han provocado una mayor exposición a ataques indirectos, donde un único punto vulnerable puede desencadenar una brecha masiva. Casos recientes como la explotación de bibliotecas NPM o el abuso de integraciones OAuth de terceros subrayan la criticidad de estos vectores.
En este contexto, destaca el incremento de ataques “living off the land” (LOTL), donde los adversarios reutilizan herramientas legítimas y canales de confianza para evadir controles de seguridad tradicionales y maximizar el daño. A menudo, estos ataques no requieren sofisticados exploits, sino la manipulación de la configuración, el abuso de permisos o la ingeniería social avanzada.
Detalles Técnicos
Entre las técnicas más prevalentes se encuentran la inserción de código malicioso en paquetes populares de código abierto (como se evidenció en incidentes asociados a CVE-2024-3097 y CVE-2024-3400), el secuestro de cuentas cloud mediante phishing dirigido y el uso de accesos API comprometidos para pivotar entre sistemas.
Los TTP identificados se alinean con múltiples técnicas MITRE ATT&CK, tales como:
– T1195 (Supply Chain Compromise)
– T1078 (Valid Accounts)
– T1566 (Phishing)
– T1210 (Exploitation of Remote Services)
– T1204 (User Execution)
Los atacantes emplean infraestructuras legítimas de comunicación (correo, chat, plataformas de gestión de proyectos) para propagar enlaces maliciosos o archivos infectados, dificultando su detección por soluciones EDR tradicionales. Herramientas como Metasploit y Cobalt Strike siguen siendo habituales para la post-explotación, pero se observa un auge de frameworks menos conocidos y personalizados, diseñados para operar en entornos SaaS y cloud-native.
Indicadores de compromiso (IoC) recientes incluyen:
– Dominios de phishing que imitan portales cloud corporativos.
– Hashes de paquetes NPM/PyPI alterados.
– Logs de acceso anómalos en Microsoft 365, Google Workspace y AWS.
– Creación de cuentas de servicio no autorizadas o uso atípico de tokens OAuth.
Impacto y Riesgos
El impacto de estos ataques es transversal: desde la exposición de llaves API y credenciales de repositorios de código, hasta el compromiso de cuentas con privilegios elevados en entornos cloud, pasando por la filtración de comunicaciones internas o la interrupción de servicios críticos.
Según datos de Verizon DBIR 2024, el 55% de las brechas de datos recientes se originaron en un proveedor, software de terceros o canal de comunicación interna. El coste medio de una brecha derivada de la cadena de suministro supera los 4,5 millones de dólares, según IBM Security. Además, la afectación puede ser masiva: un fallo en un proveedor SaaS puede comprometer simultáneamente a cientos de clientes.
Medidas de Mitigación y Recomendaciones
– Establecer políticas de validación y escaneo de paquetes de código, tanto internos como de terceros, integrando herramientas SCA (Software Composition Analysis).
– Implementar autenticación multifactor y gestión avanzada de identidades (IAM) en todos los servicios cloud y canales de colaboración.
– Monitorizar el comportamiento de usuarios y cuentas de servicio mediante UEBA (User and Entity Behavior Analytics).
– Revisar periódicamente los permisos y accesos concedidos a integraciones OAuth y aplicaciones de terceros.
– Establecer acuerdos contractuales robustos con proveedores en materia de ciberseguridad, alineados con requisitos de GDPR y NIS2.
– Simular ataques de phishing y campañas de concienciación para minimizar el riesgo humano.
Opinión de Expertos
Especialistas como Fernando Díaz, CISO de una multinacional tecnológica, advierten: “El riesgo ya no está solo en el perímetro; la amenaza puede llegar a través de cualquier canal que consideremos seguro. La visibilidad y la gestión proactiva de dependencias son esenciales”.
Por su parte, la consultora Forrester destaca en su último informe que el 70% de las organizaciones carecen de visibilidad completa sobre las integraciones de terceros y que los mecanismos de Zero Trust deben extenderse a la cadena de suministro digital.
Implicaciones para Empresas y Usuarios
Las organizaciones deben replantear su enfoque de seguridad, priorizando controles centrados en los datos y la identidad sobre las medidas puramente perimetrales. La adopción de nuevas normativas, como NIS2, obligará a revisar acuerdos con proveedores y a demostrar una gestión activa de riesgos en la cadena de suministro. Para los usuarios, la conciencia sobre los riesgos asociados a enlaces, descargas y apps de terceros es más importante que nunca.
Conclusiones
La sofisticación y el sigilo de los ataques actuales exigen una revisión profunda de la postura defensiva de empresas y profesionales. El perímetro ha desaparecido: la confianza debe ser gestionada y verificada de forma continua, y cada herramienta cotidiana puede ser un vector de ataque. La resiliencia frente a amenazas modernas pasa por la colaboración entre departamentos de seguridad, desarrollo, legal y proveedores.
(Fuente: feeds.feedburner.com)
