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Amenazas

Presupuestos de ciberseguridad: sectores críticos siguen rezagados frente a amenazas crecientes

Introducción

La distribución del gasto en ciberseguridad sigue mostrando disparidades preocupantes entre sectores económicos. Mientras que industrias como servicios financieros, seguros y tecnología experimentan incrementos sostenidos en sus presupuestos de seguridad, otros sectores críticos como sanidad, servicios profesionales, comercio minorista y hostelería mantienen los niveles de inversión en mínimos históricos. Este desequilibrio, en un contexto de amenazas cada vez más sofisticadas y regulaciones más estrictas (como GDPR o NIS2), plantea serios interrogantes sobre la resiliencia y preparación de ciertos verticales frente a ciberataques.

Contexto del Incidente o Vulnerabilidad

Durante el último año, los ataques ransomware, el phishing avanzado y las intrusiones mediante vulnerabilidades zero-day han afectado de manera desigual a los diferentes sectores. Sin embargo, los datos recientes reflejan que los sectores con mayor exposición al dato personal y financiero —como sanidad y retail— son precisamente los que menos recursos destinan a la defensa y monitorización. En contraste, banca, aseguradoras y tecnológicas han incrementado sus presupuestos en más de un 5%, conscientes del aumento de los riesgos y de la presión normativa.

Detalles Técnicos

Las amenazas predominantes varían en función del sector, pero existen patrones comunes. En sanidad, los ataques suelen explotar vulnerabilidades conocidas (p.ej., CVE-2023-34362 en MOVEit Transfer, ampliamente explotada según MITRE ATT&CK T1190 – Exploit Public-Facing Application). En retail y hostelería, las campañas de skimming y exfiltración de tarjetas emplean malware como Magecart (TTPs: T1059, T1071), mientras que en servicios profesionales proliferan los ataques BEC (Business Email Compromise), habitualmente orquestados mediante spear phishing (T1566.001).

Los indicadores de compromiso (IoC) identificados en los sectores menos protegidos incluyen:

– Tráfico saliente hacia dominios de C2 asociados con Cobalt Strike y Metasploit.
– Fugas de credenciales en foros de la dark web (por ejemplo, leaks de acceso a sistemas POS en retail).
– Detección de herramientas de post-explotación como Mimikatz y Rubeus en redes de sanidad y hostelería.

Impacto y Riesgos

La falta de inversión expone a estos sectores a riesgos elevados, entre los que destacan:

– Interrupción operativa por ransomware, con un incremento del 37% en ataques a sanidad en 2023.
– Pérdida de datos personales, con impacto directo en el cumplimiento del GDPR y potenciales sanciones económicas de hasta el 4% de la facturación global.
– Deterioro de la reputación corporativa, fundamental en sectores de atención al público como retail y hostelería.
– Riesgo de litigios y reclamaciones por brechas de datos, muy presentes en servicios profesionales.

Por el contrario, los sectores que han incrementado su inversión mantienen mejores ratios de detección y respuesta (MTTD/MTTR), lo que reduce de forma significativa el impacto financiero y operacional de los incidentes.

Medidas de Mitigación y Recomendaciones

Para reducir la superficie de exposición y mitigar los riesgos, se recomienda:

1. Evaluación continua de vulnerabilidades y parches priorizados según criticidad (CVE Score).
2. Implementación de EDR/XDR y SIEM para detección y respuestas avanzadas.
3. Formación continua de empleados para evitar compromisos a través de ingeniería social.
4. Despliegue de MFA y controles de acceso robustos, especialmente en servicios cloud y aplicaciones críticas.
5. Simulacros de respuesta a incidentes y análisis forense proactivo, usando frameworks como NIST CSF y MITRE ATT&CK.
6. Monitorización de IoC y actividad sospechosa mediante feeds de inteligencia de amenazas.

Opinión de Expertos

Según Marta Sánchez, CISO de una consultora líder en ciberseguridad, “existe una peligrosa desconexión entre la percepción del riesgo y la inversión real en protección. Los sectores tradicionalmente más expuestos, como sanidad y retail, siguen considerando la ciberseguridad como un coste ineludible y no como un habilitador de negocio y cumplimiento normativo”.

Por su parte, Juan Carlos López, analista en un SOC internacional, resalta: “El despliegue de soluciones EDR y la formación de los equipos son clave, pero sin presupuesto ni cultura de seguridad, las organizaciones solo podrán reaccionar, no anticipar”.

Implicaciones para Empresas y Usuarios

Para las empresas, especialmente las de sectores con bajo presupuesto de seguridad, la exposición a incidentes puede traducirse en sanciones regulatorias, interrupciones operativas y pérdida de confianza de clientes y partners. El incumplimiento de marcos normativos como GDPR o la inminente NIS2 incrementará la tensión financiera y reputacional.

Para los usuarios finales, la baja inversión en seguridad puede significar mayor riesgo de robo de datos personales y financieros, así como menos transparencia y capacidad de respuesta por parte de las entidades afectadas.

Conclusiones

La brecha en la inversión en ciberseguridad entre sectores es cada vez más evidente y peligrosa. Mientras que los sectores más regulados y digitalizados avanzan en la protección de sus activos, otros siguen actuando de forma reactiva y con presupuestos insuficientes ante un panorama de amenazas en constante evolución. Urge un cambio de mentalidad y una apuesta decidida por la seguridad como elemento estratégico y no solo como una obligación más.

(Fuente: www.darkreading.com)