Los netflows revelan tácticas avanzadas de atacantes estatales en laboratorios de investigación de Columbia
Introducción
El reciente incidente de ciberseguridad sufrido por los laboratorios de investigación de la Universidad de Columbia ha puesto de manifiesto el valor crítico de los registros de netflows en la detección y análisis de ataques avanzados. El compromiso, atribuido a un grupo patrocinado por un Estado-nación, permitió a los equipos de ciberseguridad identificar patrones de movimiento lateral, exfiltración de datos y otras tácticas sofisticadas gracias al análisis detallado de los flujos de red. Este caso subraya la importancia de la monitorización continua y el análisis de tráfico en entornos con datos sensibles.
Contexto del Incidente
A principios de 2024, los laboratorios de investigación de la Universidad de Columbia, responsables de proyectos científicos de alto nivel y con financiación internacional, detectaron actividades anómalas en su red interna. El SOC (Centro de Operaciones de Seguridad) de la universidad observó conexiones inusuales entre segmentos de red aislados, lo que motivó una investigación más profunda. Posteriormente, se confirmó la presencia de un actor estatal avanzado (APT) orientado a la obtención de información científica estratégica. La intrusión se produjo en equipos con sistemas operativos mixtos (Windows 10/11, Ubuntu 20.04/22.04) y servicios de virtualización VMware.
Detalles Técnicos
La investigación forense identificó el uso de técnicas avanzadas presentes en las matrices MITRE ATT&CK, principalmente en las fases de acceso inicial (T1190: Exploit Public-Facing Application), persistencia (T1547: Boot or Logon Autostart Execution), movimiento lateral (T1021: Remote Services) y exfiltración (T1041: Exfiltration Over C2 Channel). Los atacantes explotaron una vulnerabilidad crítica (CVE-2023-34362, relacionada con MOVEit Transfer) para obtener acceso inicial, aprovechando la ausencia de parches en un servidor de transferencia de archivos.
Posteriormente, desplegaron herramientas conocidas como Cobalt Strike y Mimikatz para el reconocimiento, escalada de privilegios y recolección de credenciales. El análisis de los netflows permitió identificar patrones de comando y control (C2) hacia direcciones IP asociadas previamente a actores estatales (IoC publicados por CISA y ENISA), tráfico anómalo de gran volumen hacia servicios de almacenamiento externos y conexiones laterales desde máquinas comprometidas hacia servidores de bases de datos internos.
Los logs de netflows, capturados mediante soluciones como Zeek y Cisco NetFlow, evidenciaron la fase de exfiltración: sesiones FTP y HTTPS cifradas hacia infraestructuras en la nube fuera del perímetro habitual, con volúmenes de datos atípicos para los horarios nocturnos. Los analistas también detectaron el uso de técnicas de living-off-the-land (LOTL), utilizando Powershell y scripts Bash legítimos para evadir controles de seguridad y EDR.
Impacto y Riesgos
El incidente afectó directamente a un 18% de los sistemas de los laboratorios, incluyendo servidores críticos y estaciones de trabajo de investigadores principales. Aunque la respuesta rápida evitó la pérdida masiva de información, se estima que los atacantes lograron exfiltrar unos 27 GB de datos, incluyendo resultados experimentales y documentos de investigación protegidos por acuerdos de confidencialidad.
El compromiso expuso a la universidad a riesgos legales (posible incumplimiento de GDPR al tratarse de datos personales de participantes en investigaciones), así como a repercusiones reputacionales y económicas, valoradas en torno a 1,2 millones de dólares por interrupciones, mitigación y consultoría forense. Además, la naturaleza internacional de los proyectos involucrados podría desencadenar revisiones bajo el marco regulador NIS2.
Medidas de Mitigación y Recomendaciones
Tras el incidente, Columbia implementó una serie de medidas urgentes:
– Aplicación inmediata de parches de seguridad (especialmente CVE-2023-34362).
– Revisión de reglas de firewall para restringir flujos entre segmentos de red sensibles.
– Refuerzo de la segmentación y microsegmentación usando VLANs y políticas Zero Trust.
– Despliegue de detección avanzada de amenazas (EDR/XDR) con correlación de eventos de red y endpoint.
– Auditoría y rotación forzada de credenciales afectadas.
– Adopción de autenticación multifactor (MFA) en todos los accesos remotos y administrativos.
– Formación y concienciación específica para los equipos de investigación.
Se recomienda, además, la integración de soluciones SIEM capaces de procesar y correlacionar netflows en tiempo real, así como el uso de frameworks como MITRE D3FEND para diseñar defensas adaptativas ante amenazas persistentes.
Opinión de Expertos
Según María Luque, analista de amenazas en S21sec, “la visibilidad granular proporcionada por los netflows ha sido clave para reconstruir la cadena de ataque y detectar comportamientos anómalos incluso cuando los atacantes emplean técnicas de evasión avanzadas. Sin este nivel de monitorización, las acciones de exfiltración habrían pasado desapercibidas durante semanas”.
Por su parte, Javier Cordero, CISO de una multinacional del sector educativo, destaca: “Este caso demuestra que la combinación de registros de red y análisis contextual es imprescindible para defender entornos de alta criticidad”.
Implicaciones para Empresas y Usuarios
El incidente de Columbia sirve como advertencia para organizaciones académicas, científicas y empresas tecnológicas que manejan información valiosa. La sofisticación de los atacantes estatales obliga a adoptar estrategias de defensa en profundidad, invirtiendo en monitorización proactiva y análisis de tráfico. Los usuarios, por su parte, deben extremar la precaución ante credenciales reutilizadas y fomentar una cultura de seguridad digital.
Conclusiones
La monitorización y análisis de netflows se consolida como uno de los pilares fundamentales para la detección y respuesta ante amenazas avanzadas. El caso de Columbia refuerza la necesidad de combinar inteligencia de amenazas, visibilidad de red y respuesta ágil para proteger activos críticos en un contexto regulatorio y geopolítico cada vez más exigente.
(Fuente: www.darkreading.com)
